Estas orugas tejen sus refugios en la copas de los pinos. Cuando las condiciones les son favorables y han finalizado su desarrollo, bajan al suelo formando una “procesión” y se entierran para posteriormente emerger como mariposas.
Es justo a finales de invierno o principios de primavera cuando se produce este proceso por lo que hay que tener especial cuidado cuando nos acercamos a zonas susceptibles de tener una elevada presencia de procesionaria. Es fundamental extremar las precauciones si vamos con perros pues pueden sufrir graves daños en el hocico y la lengua al entrar en contacto directo con las orugas.
La toxina que liberan estas orugas puede ser mortal para los animales que la ingieren por accidente
¿Qué hago si me perro se ve afectado por la procesionaria?
¡Mucho cuidado! Tu perro puede entrar en contacto con esta oruga, tragársela o respirar los pelos sedosos que éstas lanzan al aire cuando se ven amenazadas, viéndose afectado por su toxina (Thaumatopina). Las consecuencias de este contacto dependerán de la parte afectada y de la cantidad de la misma aunque son comunes las dermatitis, alergias y edemas. También se dan casos de conjuntivitis, estomatitis, glositis y necropsia de lengua
- La prevención es la mejor opción, no acudas a zonas donde pueda haber orugas procesionarias. ¡Visítalas en otra época del año!
- No frotes la zona afectada, mejor lávala con abundante agua templada.
- ¡Acude inmediatamente al veterinario!